Fémina, potencia rítmica en clave femenina

     

POR MOIRA TAYLOR
FOTOS ELISEO MICIU
PRODUCCIÓN VESTUARIO NOSOTROS

Sofía “Toti” Trucco, Clara Miglioli y Clara “Wewi” Trucco constituyen el alma mater de Fémina, un grupo que jamás olvida su pertenencia a la Patagonia, con todos los significados que esa conexión implica. La banda, dicen ellas, “es como una tribu que aglutina muchas cosas en su interior”. Fémina, melodías y talentos para descubrir.

La charla con las chicas comienza como son ellas, fresca y repleta de risas. Nos une esa intimidad propia de la amistad que relaja y afloja la palabra. El tono se vuelve introspectivo. El encuentro se produce en San Martín de los Andes, ciudad natal de “las Féminas”. Sofía “Toti” Trucco, Clara Miglioli y Clara “Wewi” Trucco musicalizan una manera de ver el mundo y cuentan su historia y la de sus canciones.

El proceso de la música refleja claramente los vínculos con el sur. Primero, casi como una nostalgia al origen y hoy como una identificación, como una de las partes fundacionales del collage de cosas que son y de las cuales se han nutrido. La historia de Fémina comienza en el sur, en San Martín, y recorre con sus melodías el camino que nos lleva al interior de su música.

En 2002, adolescentes, Toti y Clari, partieron a Buenos Aires cada quien a hacer su camino al andar. Estudiantes de teatro, danza y rebuscadoras natas, fueron conectándose con la ciudad y con sus recovecos artísticos, con su gente y sus expresiones. Sin quererlo, su amistad, sus encuentros, su música compartida, sus noches irreverentes de bailes hasta el amanecer, comenzaron a gestar “algo”. Un grupo de dos que intercambiaba vivencias y compartía las ganas de crear. “Fueron dos años de cruzarnos y vernos pero desde la amistad que siempre nos unió. Nos juntábamos para divertirnos, para llorar por cómo extrañábamos la Patagonia, para compartir todo lo que estábamos viviendo, repletas de nuevas experiencias”, dice Clara con ese tono impenetrable que la caracteriza. Para ese entonces Clara actuaba y escribía; Toti bailaba hip-hop. Así fue como en la fusión de los momentos compartidos Toti propuso empezar a rapear: “Nos gustaba eso de poder jugar con la palabra”, dice Toti con una sonrisa dibujada en el rostro. “Las primeras canciones eran puramente rap, no había melodía. Teníamos un amigo que nos hacía las bases, tipo sound system y nosotras caíamos con nuestras gorritas de costado que intentaban taparnos la cara… Nos moríamos de vergüenza”, cuentan y ríen.

Así este dúo patagónico empezaba a dar sus primeros pasos en la música. Ambas tocaban la guitarra desde chicas: los instrumentos y el arte eran parte de su historia personal. El oído musical y el alma teatral las fueron llevando sin esfuerzo por ese camino que terminaría por conformar una banda. El tiempo dejo atrás las tardes de “sopapa y escobillón” en mano frente a una cámara. De a poco, lo que comenzó como un juego se fue haciendo protagonista. “Empezamos a ir a bares a cantar, así, de guapas caraduras. Teníamos muchos amigos del ambiente del rap que nos incentivaban a que tocáramos. Estábamos muy estimuladas. Nunca nos cerraron una puerta. Lo que nos sorprendía es que realmente no nos importaba nada, no la íbamos de raperas. Teníamos 20 años y estábamos hablando de cosas súper existencialistas, con una carga muy fuerte”, dice Toti haciéndose eco de dos voces.

Notas femeninas
“El nombre fue natural, estaba en nuestras letras, en nuestros escritos”, dice Clara. “Hicimos una especie de torbellino de ideas en un cuaderno, pero finalmente íbamos en el bondi y dijimos “Fémina”. Y quedó”. Fémina era el nombre y la identidad. Algo de instrumentos de aquí y de allá, melodías y armonías que fueron musicalizando las letras, voces que maduraban su experiencia, músicas que amalgamaban movimientos con su instrumento, expresividad teatral al servicio de una banda. De todos esos detalles se fue llenando Fémina. “A partir de ahí nos fuimos metiendo más y más en el mundo de la música. Nos fuimos haciendo. Incorporamos a músicos con instrumentos más tradicionales. Fuimos creando nuestro mundo musical, nuestra banda”, dice Toti, entusiasmada al recordar la historia.

Así se conformaron como banda y dieron espacio para que otros músicos se sumaran a la propuesta. Si bien desde aquel comienzo quienes acompañan musicalmente han cambiado (ahora son un trío), según las chicas “todos aportaron en el resultado de lo que somos”.

La tercera, y no en discordia, es Clara Wewi” Trucco (hermana menor de Toti). Ella se incorporó a la banda algunos años más tarde. Corría 2008 y Fémina necesitaba un aire nuevo. Los músicos con quienes venían tocando ya no eran parte de la banda y las chicas volvieron un poco desmembradas a pasar un nuevo verano en la Patagonia. “Regresamos a San Martín de los Andes. Fémina estaba un poco destartalada. Nos preguntábamos si seguíamos o no. Fue un momento bisagra para la banda y en ese momento se nos ocurrió que Wewi se incorporara definitivamente”, cuenta Clari. Wewi agrega entre risas: “Digamos que nos les quedó otra”.

La creación existía. La realidad artística musical se volvía protagonista. Se encontraron en un quehacer musical, el cual ocupaba la centralidad de sus vidas. Y en Fémina volcaron todo eso que traían desde caminos diversos: Clari venía más del teatro, Toti de la danza y el teatro y Wewi de las artes visuales. Una fusión de expresiones artísticas al servicio de la música y del espectáculo. Una obra teatral recitada en melodías. Una canción hecha movimiento. Una escenografía pintada de notas musicales. “La idea es fusionar, que las presentaciones tengan mucho de teatral, de personajes. Somos como una tribu que aglutina muchas cosas en su interior”, explica Toti.

El sur resuena con arte
El proceso de la música refleja claramente los vínculos con el sur. “Estar en contacto y rodeado de naturaleza activa una sensibilidad especial. Vivir y ser parte de este lugar genera un vínculo diferente con el afuera”, reflexiona Clara. La persona es protagonista en Fémina. Cada una en su singularidad aporta ese vínculo propio con el sur. Para ellas la conexión con la naturaleza es una manera de ser y de hacerse. El ser del sur te marca, porque el entorno te hace entender que hay algo más grande, que estás conectado con el afuera de una manera sutil. “El ser de acá es algo tan verdadero, tan de uno, que cuando llegás, se caen las mascaras que te pudiste haber construido”, agrega Toti. La partida las llenó de nuevas experiencias que se fueron consolidando sobre base firme. El sur resuena en su expresividad. Hay una melodía común en su música que vislumbra gratitud a este lugar. La nostalgia pero también la alegría de saber que existe una querencia, un lugar al que siempre se vuelve: el sur. “Salimos y nos abrimos a un montón de cosas, nos empapamos de lo otro, de Buenos Aires y su maravillosa expresividad, reconociéndonos en eso que éramos, añade Clara.

Y la gratitud fue de ida y de vuelta. La ciudad y el sur son parte de Fémina que con los hechizos propios de la energía femenina ha logrado el diálogo de infinidad de pequeños y grandes aportes. La sensación es de encuentro. Las canciones se entremezclan y dejan ver una convivencia compleja y armoniosa de multiplicidad de expresiones. Una forma de hacer música, en definitiva. Las influencias se pudieron complementar a través de la palabra. Las canciones, los temas, se van creando desde la sorpresa. Espontáneamente las incorporaciones de cada una se amalgaman en un destino común: una canción. Así es como instrumentos venidos de distintas latitudes, las voces, los estilos, los idiomas, las puestas en escena y los vestuarios se van entrelazando dejándonos escuchar, ver y sentir a una banda llamada Fémina.

¿En qué andan?
“Estamos grabando el segundo disco que tiene 10 canciones nuevas, un disco con todas las letra, con una banda conformada y una estructura más definida”, cuenta Toti, entusiasta como siempre. En un equilibrio entre los de aquí y los de más allá, la banda se conforma, además de las chicas, con la presencia de cuatro músicos de Buenos Aires: Martín Lapidus en guitarra eléctrica; Federico Isasti en batería; Hernán Calssibba en bajo y Sebastián Loza en percusión. Toti, voz, guitarra y charango/ronroco, Wewi voz y percusión y Clari, voz. Se viene un año prometedor para una banda que es pura personalidad. La salida del nuevo disco y la posibilidad de tocar en distintos lugares trazan un camino de novedades y buenos augurios. “No es fácil que convoquen a bandas grandes. Somos 7 y eso implica un gasto importante. Pero sabemos que tenemos algo especial y que de a poco eso se va notando” resume Toti, la “voz cantante” del grupo.  

DESHICE DE MI
Su primer disco, lanzado el 7 de octubre de 2011, cuenta con 10 canciones. Folk fusion rap Argentina.


FÉMINA

feminamusica@gmail.com
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