LA PATAGONIA CONQUISTA EL POLO :: A pura sangre

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TEXTO AIRE
FOTOS FRANCISCO BEDESCHI

En un deporte como el Polo, la Argentina suele evitar los lugares comunes destinados a los “campeones morales”, ya que se trata de una disciplina en la que los jugadores criollos se destacan y, además, hacen escuela en cualquier lugar del planeta. No se trata de resultados circunstanciales: nuestro país, desde hace ya muchísimo tiempo, es considerado una verdadera potencia. Tanto, que los torneos nacionales suelen ser televisados y seguidos por fanáticos en todas partes. Los ingleses (como en el caso de fútbol, del tenis o del rugby) fueron quienes introdujeron el juego allá por 1875/80. A David Shennan se lo considera un auténtico pionero en la materia: en su estancia, ubicada en la provincia de Santa Fe, se disputó el primer partido. Buenos Aires recibió la herencia hacia finales de siglo y ya en 1922 se fundó la Asociación Argentina de Polo. El Polo, algunas veces tradicional, otras exclusivo, actualmente más popular de la mano de la televisión, fue alguna vez deporte olímpico: en París, durante los Juegos Olímpicos de 1924, Argentina obtuvo la medalla dorada, galardón que repetiría en Berlín (1936) El juego abandonó las citas olímpicas -el polo compitió en cinco juegos: París (1900), Londres (1908), Amberes (1920), París (1924) y Berlín (1936)-, pero su calidad siguió siendo óptima: los que saben aseguran que nadie juega mejor a este deporte que los argentinos, jugadores que además ostentan aún hoy (y sin ningún tipo de falso orgullo) los handicaps más altos a nivel internacional.

El torneo que todos quieren jugar -y ganar- es el Campeonato Argentino de Polo (la “triple corona”, algo así como el “Gran Slam” del polo nacional, está compuesto por el Campeonato Abierto del Tortugas Country Club, el Campeonato Abierto del Hurlingham Club y el Campeonato Argentino) que se disputa anualmente en el Campo Argentino de Polo, ubicado en el barrio de Palermo, en Buenos Aires, una cita que suele reunir no sólo a los mejores deportistas sino a los mejores caballos, los famosos “petisos”, los extraordinarios caballos de Polo argentinos.
Pero el Polo, sin duda dueño de una notable proyección internacional, no podía permanecer ajeno a las posibilidades que brinda la Patagonia. En Bariloche, por ejemplo, la temporada “Polo & Patagonia” se desarrolla anualmente en Arelauquen Golf & Country Club, un circuito que reúne a polistas profesionales y amateurs de todos los niveles en torneos de mediano handicap, femenino y exhibiciones de alto handicap. El Arelauquen Polo Club cuenta con dos canchas de 275 x 160 metros, zonas de seguridad, laterales de 10 metros, cabeceras de 25 metros, 48 boxes, corrales, picaderos, alojamiento para petiseros y una escuela de polo (incluso existe en la zona otro proyecto en marcha que contempla la construcción de nuevas canchas, el Estepa, Polo & Residences, sobre las márgenes del río Ñirihuau)

Más allá de los partidos que se disputan en invierno en el Catedral (el “snow polo”) o los más tradicionales que desarrollan en Caviahue o en Arelauquen, también se practica este deporte en otros lugares de la Patagonia como San Martín o Junín de los Andes. El Polo que se juega en Arelauquen bien puede ser adjetivado como un tanto más profesional debido a la enorme calidad de los jugadores que se dan cita allí año a año. Incluso, si no se lo juega, el espectáculo que ofrecen es digno de presenciar, aunque el inocente espectador no deduzca nada de nada y deba aprender rápido para entender de qué se trata. Lo que se observa es de características notables.

En San Martín de los Andes existen dos canchas profesionales en instalaciones militares, mientras que en Junín de los Andes hay otra, además de las canchas privadas dispersas en las estancias de la zona. El Polo, en estos casos, adquiere otras características, más sociales y acaso menos exigentes, que permiten que sea más simple practicarlo. Se lo suele denominar “polo de estancias” y el acento no está puesto en el profesionalismo o en la alta competencia sino en el juego mismo y en sus aspectos más lúdicos, todos relacionados con disfrutar el tiempo libre y del deporte, realizando una actividad sugerente, extraordinaria y, para muchos, novedosa. Sin embargo, la diferencia no implica que a la cuestión se la tome a la ligera. Todos los años, cuando la Sociedad Rural de Neuquén (cuya sede está en Junín) realiza su habitual exposición, se disputa la Copa de la Rural de Neuquén, que se juega desde hace más de treinta años. Otra tradición de la temporada de Polo en la Patagonia son los partidos clasificatorios de la Copa Argentina, torneo en el que participan equipos de 0 a 40 goles de handicap, y en el que suelen enfrentarse jugadores habilísimos y experimentados contra los que no lo son tanto. Tradicionalmente, la final de este campeonato se disputa en marzo en el Campo Argentino de Polo, en Buenos Aires.

Cada año, Junín y Bariloche alternan la sede de este torneo clasificatorio que se juega la semana siguiente a la copa de la Rural y cuya sede, en enero de 2011, será por primera vez la cancha “Junín” de El Desafío Mountain Resort.

Más allá de las distancias, el Polo parece haber encontrado una nueva geografía para crecer. Y suele suceder que lo que llega a la Patagonia, llega para quedarse. –

Datos
– La Copa de las Américas de 1936, disputada en Estados Unidos, fue ganada por la Argentina: al equipo lo conformaban Luis Duggan, Roberto Cavanagh, Andrés Gazzotti y Manuel Andrada.
– La selección argentina de 1949, que obtuvo el Campeonato del Mundo de Polo, estaba formada por Enrique y Juan Carlos Alberdi y Juan y Roberto Cavanagh.
– Indios Chapaleufú, uno de los grandes equipos de la historia del Polo argentino estaba integrado por Horacio, Gonzalo, Marcos y Bautista Heguy. Sumaban 40 puntos de handicap.

“El Desafío” está lanzado :: EN DESARROLLO
“El Desafío” es un mountain resort en pleno desarrollo, ubicado entre San Martín de los Andes y Junín de los Andes, en el kilómetro 56 de la Ruta 234. Ocupa un espacio de aproximadamente unas mil hectáreas privadas junto al Parque Nacional Lanin, en San Martín de los Andes, de las cuales 600 están asignadas a una reserva ecológica propia. Y si se trata de Polo, durante el transcurso de este año inaugurará la primera de sus dos canchas profesionales, ambas diseñadas por el ingeniero agrónomo Alejandro Battro.
Battro le ha dedicado su tiempo a más de 400 campos de polo en el país (el Argentino de Palermo incluido) y de Inglaterra, Francia, España, Estados Unidos y Malasia. El Polo forma parte de sus prioridades e incluso durante el pasado mes de enero, el equipo de “El Desafío” participó de la Copa de La Rural de Neuquén y del Circuito Cordillerano, torneo clasificatorio para la tradicional Copa de la República que se juega en Palermo cada marzo. Este año, el equipo estuvo conformado por Marcos Morgan, el “Ruso” Sorzana, “Tuco” Matarazzo y Frankie Matarazzo (luego reemplazado por Teté Grahn). El proyecto incluye, además, la construcción de un hotel y residencias particulares. También el primer campo de golf de 18 hoyos diseñado por el extraordinario golfista Greg Norman, conocido por el particular apelativo de “el gran tiburón blanco”. Norman, ganador del Abierto de los Estados Unidos y del Abierto Británico y ex número uno del mundo, aporta toda su experiencia para lograr canchas con diseños desafiantes y adaptadas al entorno.

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