Una disciplina que sólo mira al futuro | ESQUI DE TRAVESÍA

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TEXTO LUCAS JACOBSON
FOTOS FRANCISCO BEDESCHI

El esquí de travesía es una de las variantes de la modalidad fuera de pista. Surgió como una derivación del esquí nórdico y se desarrolla en Europa desde los primeros años del Siglo XX. En Argentina, particularmente en la Patagonia Norte, la actividad evolucionó de manera notable durante el último lustro. Si bien se practica desde hace mucho tiempo, estuvo vinculada a los escaladores que para disfrutar aún más de la montaña, abandonaban los circuitos clásicos de los centros invernales. Es indispensable contar con un nivel intermedio de esquí. Detalles para una salida perfecta.

El esquí travesía, ski de randonnée, sci alpinismo o backcountry ski es una actividad que se remonta a los comienzos del Siglo XX. Una derivación del esquí nórdico que se usó, en principio, como método efectivo de transporte en los Alpes para cazadores y pobladores que convivían con largas temporadas de condiciones invernales. Fue, incluso, usado por diferentes ejércitos durante la Primera Guerra Mundial. Es una variable del esquí de “pista” que permite esquiar en cualquier entorno nevado sin necesidad de remontes mecánicos.
En Europa, donde más años de historia tiene esta disciplina, ya es parte de toda una cultura. Los clubes alpinos tienen sus propios instructores, sus calendarios de salidas y cursos de instrucción. Es la principal fuente de trabajo para los guías durante el invierno. Incluso hay varias competencias que lograron ser un clásico del circuito de esquí de montaña.
En nuestro país evoluciono de manera muy fuerte en los últimos 5 años entre la población local. Si bien se practica desde hace mucho tiempo, siempre estaba más vinculado a los escaladores que querían salir del circuito clásico de los centro de esquí o usarlos como aproximación en la montaña invernal.

Equipamiento
Se puede decir que consiste en un equipo de esquí alpino que fue modificado, en principio, en su fijación, que cuenta con un sistema que deja libre el talón y permite que el pie pivotee en la punta de la bota. De ese modo simulamos caminar, lo cual nos permite desplazarnos en forma horizontal y con pendientes sostenidas. Luego, al momento de bajar, se “bloquea”, de modo que pasa a funcionar como una fijación normal de pista.
El próximo elemento en el equipamiento lo componen las llamadas “pieles de focas”, fabricadas de un material sintético que poseen una especie de pelambre del lado inferior el cual tiene un sentido más favorable de desplazamiento hacia un lado (menor fricción); al sentido inverso aumenta la fricción, lo que permite la adherencia de la misma en la superficie nevada. La otra cara de esta piel posee un pegamento que facilita su adherencia en la tabla de esquí. Originalmente se fabricaban con pieles de focas por los pescadores nórdicos, pero como es lógico, con el paso del tiempo, fueron remplazadas por los actuales compuestos sintéticos.
Finalmente podríamos decir que las botas difieren un poco de las clásicas botas de esquí alpino en cuanto poseen una suela más apta para caminar y también permiten un rango más amplio de ajuste en la “dureza “de la misma. Suelen contar con dos ajustes esquí/caminar para que sean confortables en el ascenso y tengan buena prestaciones en el descenso.
Todo este equipamiento tiene que estar siempre acompañado del material de seguridad imprescindible para el rescate en avalanchas, que consiste en arva, pala y zonda: con un adecuado entrenamiento nos permitiría afrontar un rescate en caso de siniestro.

¿Por qué?
¿Cuál es la motivación de practicar una actividad como el esquí de travesía? Si bien, a diferencia de otras épocas, es más sencillo encontrar equipos, sigue siendo una actividad que por desarrollarse en un paisaje de montaña y fuera de los centros de esquí, tiene una cuota de riesgo en el entorno por el que se transita. También hay que tener un mínimo conocimiento de las pautas de seguridad y un estado físico acorde a esta actividad, absolutamente aeróbica.
Pero la respuesta es evidente. Solo un pequeño porcentaje de la montaña en condición invernal presenta accesos a través de los centros de esquí. Entonces hay otro gran escenario para descubrir y explorar: el esquí de travesía es el medio ideal para transitarlo, es eficiente en la subida y muy disfrutable en la bajada. Ésta práctica disfruta de una temporada que suele ser mucho más extensa que la operación normal de los centros de esquí, circunstancia que permite contar con mayor disponibilidad. En nuestra zona es normal realizar salidas hasta fines de octubre e, incluso, hasta mediados de noviembre. Una bajada en un entorno salvaje y fuera de lo usual deja en claro el porqué del esfuerzo utilizado para llegar hasta ahí. Es más que una justificación para volver una y otra vez.

¿Dónde?
En la Patagonia Norte estamos favorecidos para las salidas de este tipo. Un gran número de centros de esquí ofrecen, en Argentina y Chile, un cómodo acceso a un terreno de montaña desde el cual podemos desarrollar nuestra experiencia. La zona de Bariloche (Baguales, por ejemplo) cuenta, incluso, con algunos refugios que permanecen abiertos en invierno y que ofrecen una logística y acceso más cómodo a las salidas.
Como en toda actividad, hay muchas variables en cuanto a la exposición que podemos afrontar en nuestros inicios. Y las posibilidades van desde el terreno fuera de pista cerca de los centros de esquí hasta la alta montaña y los parajes más desolados de los Andes. Incluso hay centros de esquí que se enfocan en este producto como una alternativa para aquellos que quieren disfrutar de un día de actividad y a su vez la comodidad de un buen alojamiento y comida en un entorno único.
Un dato no menor es la gran cantidad de volcanes que presentan la posibilidad de acceder a través de sus centros de esquí para luego alcanzar así una cumbre (este tipo de salidas insume el día completo). Una vez que se tiene la experiencia de subir una cumbre con esquíes, vamos a estrechar la brecha entre estos dos deportes increíbles: el esquí y el montañismo.

Requisitos
Para comenzar a desarrollar la actividad son necesarios algunos elementos fundamentales. Debido a que la mayor parte del terreno que se recorre y transita es “fuera de pista”, con una condición de nieve cambiante en los distintos lugares de la montaña y a lo largo del día, es fundamental como medida de seguridad y para poder aprovechar al máximo la salida, contar con un nivel intermedio de esquí. De esta manera es posible esquiar de manera segura, con fluidez y encadenando vueltas en pistas pisadas catalogadas como “rojas”. Es recomendable tener alguna experiencia previa “fuera de pista”. El equipamiento debe estar en condiciones sin olvidar el material de seguridad para avalanchas, indispensable para organizar cualquier salida de esta naturaleza. Se sugiere, además, poseer un adecuado entrenamiento respecto a las normas seguridad. También es recomendable tener conocimientos básicos sobre rescate en avalanchas, esencial para evitar o minimizar incidentes. Es sumamente útil, además, conectarse con gente experimentada o contratar guías certificados: ambas prácticas ayudan a adquirir conocimientos de forma más eficiente para ganar confianza y empezar a crecer en esta actividad.

Hacia el futuro
Se espera que una mayor cantidad de personas se vuelquen a esta actividad durante los últimos años. Aún falta, por ejemplo, poder contar con pases de esquí que permitan, como en otros países, subir a la montaña sólo para acceder al entorno de fuera de pista. Otro desafío será, sin dudas, el acceso a terrenos montañosos con sus límites rodeados por propiedades privadas, lo que se incluye en la ideología de “libre acceso”. Cada año, por otra parte, hay mayor disponibilidad de cursos y capacitación para el terreno invernal. Eso hace que las próximas generaciones tendrán mejor información técnica respecto a cómo manejar la exposición del entorno y sus márgenes de seguridad. El continuo desarrollo de nuevos equipamientos hace que la oferta sea mayor y más accesible al público en general. También comienzan a generarse los alquileres de equipamiento, en otros tiempos impensados. El esquí de travesía sólo mira al futuro.

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