Un lugar que vive el sueño de sus pioneros :: ARRAYÁN | San Martín de los Andes

    

TEXTO MOIRA TAYLOR

FOTOS ERIC SHROEDER – ELISEO MICIU

A diez minutos del centro de San Martin de los Andes, con las mejores vistas al lago Lácar y a la cordillera, la hostería de montaña y casa de té Arrayán se destaca por su calidez y servicios en un lugar que es patrimonio histórico y arquitectónico de la ciudad y del Parque Nacional Lanín. Arrayán, “donde caen los últimos rayos de sol”.

En 1936, un año antes que se creara el Parque Nacional Lanín, una bella y visionaria joven inglesa de 24 años llamada Renée Dickinson, compró tres hectáreas en la Reserva Nacional Lanín, con el objetivo de realizar un emprendimiento turístico. El fin de la tierra debía ser la explotación turística.
El sitio elegido fue un lugar espectacular, un balcón natural orientado hacia el oeste, con amplias vistas hacia el lago Lacar.
El nombre de Arrayan fue propuesto por sus amigos, aludiendo al parecido de la joven británica con esos árboles: alta, delgada y con su pelo rojizo como la corteza de los arrayanes. Además en aquel entonces el diálogo y relación ente las comunidades mapuches y los inmigrantes era muy fluida y muchos de esos amigos pertenecían a los pueblos originarios. Cuenta la historia que explicaron a Renée que en mapuche Arrayán significa “lugar adonde caen los últimos rayos de sol”, una definición que resonaba perfectamente con la realidad del lugar.
La idea original era construir un “lodge” (actual casa de té) y varias cabañas destinadas al alquiler para cazadores y pescadores. El edificio principal se construyó entre 1938 y 1939, con grandes dificultades por el acceso al lugar. Tan sólo una huella de carro hacia de conexión entre el pueblo y la obra.
Durante los fines de semana Renée contaba con la ayuda de su hermano Bernardo, por aquel entonces mayordomo de la estancia Quemquemtreu, que vivió el proceso de construcción paso a paso. El lugar se transformo en una pasión familiar.
Esta pareja de hermanos visionarios debieron ausentarse del país por algún tiempo: Reneé se casó con un diplomático inglés pero el matrimonio duró tan sólo un año. Luego se volvió a casar con un periodista, también inglés, en Uruguay. Lamentablemente ella no volvería a ver su casa, el lugar que tanto amó: murió en 1943, a los 31 años. Sus cenizas fueron esparcidas por el territorio de Arrayán. Bernardo, por su parte, marchó hacia Europa y participó de la Segunda Guerra Mundial como piloto de la Royal Air Force (RAF). Una vez finalizada la guerra, regresó y siguió con el negocio y sueño familiar, que sería continuado posteriormente por Janet Dickinson, hija de Bernardo.
En 1995 Arrayán fue declarado patrimonio histórico y arquitectónico y en 1998 Janet vendió la propiedad a los actuales propietarios. El lugar tiene vida propia, una identidad que lo precede, un desarrollo que se entiende con respeto por sus nuevos dueños, intentando devolverle en cada detalle todo su esplendor. Un compromiso constante de mejorar y poner en valor este destino turístico y refugio de la historia del pueblo. Su cuidada decoración, su exquisita gastronomía, su atención personalizada y su servicio a la altura del lugar lo convierten en un lugar imperdible.

La hora del té
Retomando ese amor por las pequeñas tradiciones, sus nuevos dueños, Magdalena “Lena” Urdapilleta y Raúl Pont Lezica, rescataron rituales que marcan el transcurrir del tiempo dentro de su propiedad. El té, con sus sabores, sus aromas y su pausa, le permiten al visitante deleitar los sentidos y el alma. La decoración del lugar reconforta a la mirada y permite perderla en un paisaje mágico e infinito del lago y las montañas. Las delicias que acompañan cada sorbo de esos brebajes único, son una manera de recostarnos en la falda del recuerdo, memorias de la cocina de abuelas, con sus acolchonadas tortas y sus coloridos contrastes.
En ese refugio, quien se proponga el paseo que los ubique en esa explanada con vistas maravillosas al lago Lacar y a la ciudad de San Martín de los andes, disfrutará de momentos inolvidables.
Sea a la hora del té, con sus variedades y opciones dulces y saladas o para disfrutar de la puesta del sol entre jugos, tragos, cervezas y picadas, este lugar es un imperdible del circuito sanmartinense. Para lugareños y visitantes, este rincón soñado de la naturaleza y la arquitectura de los pioneros es “la propuesta” los 365 días del año. Sin importar el momento del año que se elija para descubrir este paraíso, la imagen que nos devuelva será nueva y siempre maravillosa. Con nieve, con sus flores repletas de colores primaverales, en los interminables atardeceres de verano o con los primeros fríos del otoño. Arrayan es un ineludible.

La hostería, una ventana al paraíso
La hostería constituye una rareza por su ubicación privilegiada, a pocos metros de la casa de té, con vistas increíbles del paisaje circundante y también por su exclusividad: tan sólo 4 habitaciones que permiten intimidad y un trato personalizado.
Diseñada por el arquitecto Francisco Amoroso, bajo la premisa de perderse y volverse parte del paisaje, aprovechando al máximo las vistas en cada ambiente, la hostería Arrayan continua un lenguaje estético acorde a su historia.
El lugar maneja un concepto boutique, que brinda detalles especiales para cada huésped, dependiendo de sus deseos y necesidades.
Con todas las habitaciones mirando al lago Lacar, decks individuales para degustar con privacidad un vinito al atardecer y la atención personalizada de sus anfitriones, Arrayan combina esas pequeñas cosas que se buscan en un destino de vacaciones.
Entre las atenciones que le dan personalidad y sensación, están los tés de bienvenida.El desayuno buffet se sirve en los cuartos o en el living mirador, ubicado en la torre vidriada de la hostería, un lugar que atrapa a los huéspedes como un imán para disfrutar de leer algún libro, escuchar música o jugar cartas junto al fuego.
El lugar te quita el aliento, te roba la palabra y te regala el momento para simplemente contemplar y disfrutar. Arrayan es una puerta a sensaciones, repleto de energía natural, de historia y de la calidez de su gente. Hostería y casa de té son la invitación perfecta para sumar recuerdos inolvidables al álbum de la vida. –

SERVICIOS EN LA HOSTERíA
Habitaciones con vista al lago y a la cordillera. Desayuno buffet. Té de bienvenida. WI/FI. DirecTV. Caja de seguridad. Opcional media pensión. Room service. Transfers IN /OUT aeropuerto. Alquiler de autos. Decks individuales con vista al lago. Reserva en restaurantes y otros servicios. Actividades y excursiones.

LA CASA RECOMIENDA
Para los golosos incansables, el té completo siempre es una buena opción.
Para los detectives de suaves sensaciones, el té Taj Mahal acompañado con un cheesecake de frutos rojos resulta una opción inmejorable. A los que prefieren el invierno todo el año, el chocolate caliente es un clásico que hace honor a la región. Y aquellos que buscan refrescar un atardecer de verano, los licuados y las cervezas acompañan a la perfección una picada regional. La carta es justa y deliciosa. Las vistas son gratis.

ARRAYAN
Circuito Arrayán Km. 4
Parque Nacional Lanín – San Martín de los Andes
Tel.: (02972) 425570 / 71
hosteriaarrayan@smandes.com.ar
www.hosteriaarrayan.com.ar

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